Quién no ha escuchado el término “calentamiento global” En estos días, las mentes seculares están absolutamente obsesionadas con lo que ha llegado a ser llamado “cambio climático antropogénico”. Este término tan sofisticado simplemente se refiere a las alteraciones del clima debido a la actividad humana, en oposición a los procesos naturales geológicos y biológicos, tales como el aumento del dióxido de carbono, la actividad volcánica y la respiración global de la vegetación.
El hombre esté influyendo más o menos en el clima de la Tierra, y que también influyó en el pasado. Incluso en épocas pre-industriales, debido sobre todo, a la deforestación y la reconversión de tierras para sus actividades agrarias y ganaderas.
Impulsado por las presentaciones de los medios noticiosos, principalmente se ha propagado más y más la creencia, de que el consumo de combustible a base de carbón por los seres humanos, está cambiando radicalmente el clima de la Tierra. En tonos histéricos sus proponentes proclaman a voz en cuello, que dentro de pocos años nuestra atmósfera estará tan cargada con el exceso de dióxido de carbono y otros subproductos del smog, que en el planeta tendrá lugar un proceso irreversible de calentamiento.
El hombre esté influyendo más o menos en el clima de la Tierra, y que también influyó en el pasado. Incluso en épocas pre-industriales, debido sobre todo, a la deforestación y la reconversión de tierras para sus actividades agrarias y ganaderas.
Impulsado por las presentaciones de los medios noticiosos, principalmente se ha propagado más y más la creencia, de que el consumo de combustible a base de carbón por los seres humanos, está cambiando radicalmente el clima de la Tierra. En tonos histéricos sus proponentes proclaman a voz en cuello, que dentro de pocos años nuestra atmósfera estará tan cargada con el exceso de dióxido de carbono y otros subproductos del smog, que en el planeta tendrá lugar un proceso irreversible de calentamiento.
EL SOL
Comparado con el tamaño del Sol, la Tierra es diminuta. El diámetro de nuestro planeta es 12.756 kilómetros. Mientras que el sol tiene un diámetro de 1.390.000 kilómetros, ¡es casi 109 veces más grande que la Tierra!
El sol es abrumadoramente gigantesco, cuando se compara con todos los otros cuerpos celestes en nuestro sistema planetario. ¡Constituye el 99,8% de toda la masa del sistema solar! Júpiter, el planeta más grande, contiene la mayor parte del resto. La masa de la Tierra es sólo una fracción diminuta del resto.
El sol es una máquina termonuclear diseñada por el Creador. Produce calor y luz, precisamente en la proporción correcta para mantener la vida física tal como la conocemos. La energía que se origina en su interior no es un accidente de física, sino que Dios lo hizo de esta forma. Tampoco es la distancia de la órbita de la Tierra, un asunto de coincidencia. A la velocidad de la luz nos encontramos a ocho minutos del sol, o lo que es lo mismo a 150 millones de kilómetros de distancia.
A esta distancia ideal, la combinación de la radiación solar, nuestra composición atmosférica, los campos magnéticos y otros factores interplanetarios, producen un clima ideal para la vida humana. Estos elementos no pueden ser simple coincidencia. Incluso la existencia de la Luna que es aproximadamente un cuarto del tamaño de la Tierra, provee la estabilidad para las mareas que impiden que nos cocinemos o que nos congelemos. Nuestro sol, no es ni demasiado caliente, ni demasiado frío, sólo perfecto. Somos protegidos de su peligrosa radiación, pero nos proporciona suficiente luz en el rango espectral apropiado para proveer calor y crecimiento.
El sol es abrumadoramente gigantesco, cuando se compara con todos los otros cuerpos celestes en nuestro sistema planetario. ¡Constituye el 99,8% de toda la masa del sistema solar! Júpiter, el planeta más grande, contiene la mayor parte del resto. La masa de la Tierra es sólo una fracción diminuta del resto.
El sol es una máquina termonuclear diseñada por el Creador. Produce calor y luz, precisamente en la proporción correcta para mantener la vida física tal como la conocemos. La energía que se origina en su interior no es un accidente de física, sino que Dios lo hizo de esta forma. Tampoco es la distancia de la órbita de la Tierra, un asunto de coincidencia. A la velocidad de la luz nos encontramos a ocho minutos del sol, o lo que es lo mismo a 150 millones de kilómetros de distancia.
A esta distancia ideal, la combinación de la radiación solar, nuestra composición atmosférica, los campos magnéticos y otros factores interplanetarios, producen un clima ideal para la vida humana. Estos elementos no pueden ser simple coincidencia. Incluso la existencia de la Luna que es aproximadamente un cuarto del tamaño de la Tierra, provee la estabilidad para las mareas que impiden que nos cocinemos o que nos congelemos. Nuestro sol, no es ni demasiado caliente, ni demasiado frío, sólo perfecto. Somos protegidos de su peligrosa radiación, pero nos proporciona suficiente luz en el rango espectral apropiado para proveer calor y crecimiento.
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